«El tesoro más grande que se puede hallar en el cielo y en la tierra, está en el Sagrario, pues ahí habita el Dueño de todo lo creado.»
Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle: que tu santa Madre Señor interceda por nosotros.
Amén
Madre María Auxiliadora que en mi vida sostienes mi credo y mi veneración,
que en mi silencio abres sigilosamente mi corazón
y en mis noche, me abrigas con la dicha de tu iluminación.
Dame siempre el privilegio de la fortaleza, de la esperanza
y de los cantos para orar con la misma belleza,
que acaricia dulcemente mi alma, tú oración.
Dame la voluntad en cada amanecer,
de superar toda adversidad y toda ignorancia
sin que fallezca mi mente,
sin que empobrezca el amor de mi fe;
y que tu soplo sea mi escudo
con la misma humildad que me arrodillo, ante el hijo de Dios.
Madre y Auxiliadora de la tierra, para tí elevo globos llenos de fervor ,
para fortalecer cada nota de mis suplicas, con piedad, con ternura y adoración.
No permitas que en algun momento, mi camino se desvie
sé mi antidoto que disipa toda duda
sé mi estrella que me dirige hasta «nuestro Señor»
sé mi fuerza para siempre existir, escuchar y amar
con la misma admiración que comulgo y profeso mi religión.
Muestrame siempre el cielo azul con tu mirada de sabiduria y consagración;
y dame la paz de tu bendición cuando las nubes grises
no me dejen ver la ventana donde converso
de corazón a corazón, con » Mi Dios»..